Siente el frío en el rostro, la negrura de la noche cubriendote con su manto de estrellas, cada una brillando como si fueran pequeños diamantes, como si fueran reflejos del mar por la noche. Te fijas en lo patrones que se dibujan a la distancia, en todos los caminos que llevan a ningún lado, y en todas las constelaciones que cobran vida ante tí.
Miras los destellos de las luces de las casas que están a lo lejos y que se unen a la danza de las estrellas. Te imaginas a las personas que ahí viven, como llevan sus vidas tranquilas de campo, compartiendo esta tranquilidad, viviendo este cuadro perfecto de paz. Te imaginas a los niños que ahí viven, y los juegos que deben inventar durante el día, rodeados de esta naturaleza. Piensas en las familias reunidas allí, y sonríes.
Cierras los ojos y respiras el aire frío que te llena de tranquilidad. Abres los brazos y sientes el abrazo del viento que rodea tu cuerpo. Sientes como te golpea con la suavidad de un pétalo de rosa, cómo con su mano te acaricia y te hace saber que todo va a estar bien.
El campo donde te encuentras te regala la sinfonía de su paz, con el sonido de los grillos entonando sus melodías, el viento golpeando las copas de los arboles, las hojas meciendose al compás de la vida. Todo se combina a la perfección, cada nota emitida por la noche, cada canción que entona esa maravillosa orquesta.
Miras al cielo y ves las nubes iluminadas por la luz mas bella que has visto jamás. Una luz pálida y blanca que genera las mas intrincadas sombras en todo lo que ilumina. Y estas nubes se mueven rápido, anunciando una tormenta próxima.
Hay pequeños destellos en esas nubes que iluminan todo por un instante. Son truenos lejanos que rompen la tranquilidad de la noche, y que muestran lo que los ojos no pueden ver a la distancia en la oscuridad. Esperas un poco y escuchas el tronar lejano, que se une a la melodía que la noche te ha regalado.
Y de pronto de entre esas nubes emerge, con su majestuosidad y su blancura la Luna mas perfecta y hermosa que hayas podido ver en tu vida. Es una Luna llena que ha salido de su cobija de nubes, llenando tu mirada con esa luz pálida que quema, y que te hipnotiza con su belleza.
El viento arrastra las nubes nuevamente sobre ella, y te das cuenta que esa luz que emana las llena de vida, transformandolas en seres vivientes que recorren los negros pastizales, galopando a momentos, volando a otros, siempre guiados por las estrellas.
Y es bajo esa danza nocturna que admiras la noche. Vuelves a mirar directamente la Luna, y esta te regresa la sonrisa que le has regalado hace un instante. Tu mirada se pierde en ese momento, y el tiempo se ha unido al de esa Luna, compartiendo con todos los que la han admirado en algún momento, los versos y poemas que se han escrito en su honor.
Musa, amante, confidente y amiga. Una eternidad ha enamorado miradas, ha iluminado a lo novios en la furtiva oscuridad, y ha derramado lagrimas por nuestras tristezas. Pero hoy es tu espejo. Por hoy quien la mire detenidamente y se pierda en su blancura, verá tu sonrisa y tu mirada reflejadas en ella.
Por hoy la Luna eres tu...
Bravo, amibo!!! Me encanto el final, son de esos que con gusto pintan una sonrisa al recordar que la luna ha sido punto de varios encuentros en muchas miradas.
ResponderEliminar